Paternidad
Dorada
La paternidad es una elección biológica, tan profunda como la maternidad. Mi búsqueda es hallar y compartir vivencias y opiniones, y comprobar juntos que somos afortunados de tener, a nuestra edad, esta maravillosa experiencia.
Autor: Luis Olimpo Villarreal Caldera
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Introducción
Invitación
Antes pensaba en llegar a mi edad actual y dedicarme a una vida tranquila, llenándola de alegría y satisfacciones con las actividades que más amaba. Jugar al futbol, bailar y viajar mucho. En alguna ocasión una sicóloga con la que tuve una sesión de control en un control médico me sugirió que, ahora que ya estaban mis hijos grandes y en universidad, era el tiempo adecuado para dedicarme más a mí y a mis actividades preferidas.
El pensar en cuidar a mis nietos nunca me hizo reflexionar sobre cuidar a un hijo. Ha sido una situación que llegó para darme ese maravilloso regalo divino. Definitivamente, nunca habrá punto de comparación en criar a un nieto y criar a un hijo. Debo admitir que nunca preví una nueva familia y mucho menos consideré el tiempo y la paciencia que se requiere para cumplir con el propósito de cuidar a un bebé, criar de nuevo y cumplir con él y su madre.
Cuando lo pensé mejor y con menos prevenciones e intenté recordar cómo fue con mis otros tres hijos, me di cuenta que toda experiencia adquirida seguramente me daría una mano, pero hay una máxima que no hay que olvidar: “Ningún hijo es parecido a otro”. Por eso hay que aprender a construir una nueva metodología que sea eficaz para criar, de mi parte, a un hijo después de los sesenta años.
Se puede comenzar a sentir que estoy en una hermosa y maravillosa etapa de la vida cuando enfrento a diario la crianza de mi hijo, pero debo hacer una pausa para preocuparme de verdad por todo lo que está sucediendo. Se presentan sensaciones como el cansancio al final del día, los desaciertos en algunas decisiones, la programación del siguiente día, el guardar bien los placenteros recuerdos sucedidos y el olvidar, en la medida de lo posible, los momentos no gratos.
Pueden parecerme demasiadas cosas que no tenía planeadas, situaciones impensadas, aunque se me hubiese advertido. Sin embargo mi compromiso es tal que esas emociones divertidas y placenteras me sobrecogen el alma, diciéndome, gritándome que estoy donde quiero estar.
Estoy experimentando sensaciones que, a mi edad, deberían ser manejables para no causarme momentos de preocupación y no saber a veces qué hacer. El criar a mi hijo a esta edad debe ser, sobre todo, un compromiso ineludible. Es fundamental reconocer que, junto a mi hijo, también aprendo todos los días. Ese aprendizaje es generoso, espontaneo y gentil, porque cuando se suceden esas hermosas sensaciones, el universo entero me está dando la oportunidad de hacer las cosas bien, si es que necesitamos remediar algo.
Además, debemos darnos cuenta de que mi recorrido a lo largo de tantos años no me coloca en un lugar privilegiado, a menos que lo acompañe con propósitos sanos y duraderos. También es importante saber que mi permanencia en la vida de mi hijo va a hacer corta, y que por lo tanto, debo aprovechar al máximo el tiempo que me queda, sin muchos desaciertos evitando caer en una prisa inconsciente e incoherente. Este hecho del tiempo que queda junto a ellos, no debe sacarme del verdadero sentido de mi vida porque lo he recibido ansioso y además soy un padre comprometido y afortunado.
Amigas y amigos, pretendo construir, con la ayuda de ustedes, espacios que nos brinden la oportunidad de conocer otras circunstancias y situaciones de crianza de personas de mi edad, mayores y un poco menores. Pequeños relatos sobre sus hijos que puedan compartir y disfrutar alegremente con muchos de nosotros, sacándonos una sonrisa, ya sea porque algo parecido nos sucedió o porque esos eventos nos generen un aprendizaje del que les quedaríamos inmensamente agradecidos por haberlo compartido.
Además, pueden expresar sus opiniones y establecer, de acuerdo a sus tradiciones por países y regiones, lo que está sucediendo en sus vidas y que les agradaría que las conociéramos. Anímense, estoy seguro que será una maravillosa experiencia de la que todos ganaremos y nos daremos la oportunidad de hacer muchas amistades.
Biografía del Autor
Soy un pensionado de 67 años, separado de un matrimonio con tres hijos ya profesionales, con dos nietos y además con un hijo de cuatro añitos producto de una segunda relación y disfrutando de una maravillosa experiencia que es la de criarlo y ver por él en todo momento.
Asumir la paternidad como un compromiso tan valedero como la maternidad para las mujeres es empoderar cada suceso en función de hacerle a nuestra pareja los días más placenteros. Todo lo que encierra un buen embarazo y una crianza en que se hace necesaria una planeación para todo lo que ha de venir.
Podemos compartir impresiones que nos den la pauta a suplir algunas carencias y ayudar a quienes lo necesiten. Estoy seguro que todas las sociedades del mundo han de enfrentar problemas comunes en la concepción y la crianza de los hijos. Y por ello se hace necesario que podamos estar preparados para lo que las madres y los hijos esperan de nosotros.
Yo soy un ser producto de las buenas y malas sensaciones que considera que en la crianza, ahora más que nunca por mi edad, el amor es la base de todas nuestras decisiones. Con las decisiones oportunas y sabias, tenemos la gran oportunidad de hacer de nuestros hijos seres humanos amables y sensibles.
Teniendo en cuenta todas estas premisas mencionadas anteriormente, en mi condición de padre comprometido con trabajar por mi relación y el bienestar de mi hijo y reconociendo lo que significa para mí que a mis 67 años las circunstancias de mi vida son muy diferentes a las vividas con mis anteriores hijos. Crear en las mentes y corazones de los hombres el concepto solidario de que a la paternidad, teniendo en cuenta todas las diferencias físicas y emocionales y sin desconocer el papel protagónico de la mujer, son tiempos de cambio para asumir un papel igual de protagónico. El viejo refrán conocido lo refuerza: “Padres hay muchos, madres solo una”.
Una mujer muy cercana a mi corazón me dice:
“Se habla de la nueva paternidad, de esos padres que saben que es necesario un cambio, no por su bienestar y reconocimiento sino por el bien de sus hijos. Los nuevos padres saben que lo mejor es educar en el amor, la igualdad y sobre todo en el crecimiento de la familia. En lograr que todos en el núcleo familiar se sientan valiosos, amados y logren su realización”.
El anterior es un aporte de una mujer agradecida con la vida y con la oportunidad de criar a un bebe con el apoyo de un hombre abierto a las nuevas tendencias de ver a los hijos en espacios de profunda felicidad.
Los invito a defender con cada una de nuestras acciones, una paternidad empoderada en nuestros corazones y continuando con el aprecio profundo al papel hermoso de nuestras parejas, decirle al mundo entero que nuestro rol es también muy protagónico. Somos muy felices por nuestro papel al igual de los más jóvenes e igual o más, de perseverantes y amorosos a nuestra edad.
Se trata de la búsqueda de una saludable reivindicación saludable hacia nosotros. Esto es más para nosotros mismos pues no esperamos una proclamación mundial ni mucho menos pero busco que haya otras personas que piensen y tengan la misma o diferente inquietud. Es posible, eso espero, poder tener otras opiniones de mujeres y hombres que alienten una sana discusión y enriquecimiento del tema.
Mi trabajo de supervisor de montaje de tuberías en empresas petroleras fue siempre en contratos espaciados que me daban la oportunidad de estar un tiempo más en casa y ese tiempo siempre fue dedicado a las labores caseras y después vino una temporada en que estuve fuera del hogar por tiempos más prolongados. Me di cuenta que todo el trabajo realizado en los tiempos en casa, fueron de gran valor porque se pudo dejar las bases que los ayudaron a fortalecer los conceptos primarios que los acompañaron en los tiempos del colegio y la universidad.
Los hijos también llegan con sabiduría que nos proporcionan sensaciones que nos llegan al alma y nos hacen sentir muy afortunados. Pero no debemos considerar una correspondencia de ellos mientras no establezcamos conductas para cosechar buenos estímulos y comportamientos acordes a lo que queremos para ellos.
Puntualmente, les quiero ofrecer mis experiencias y cosechar de las suyas. Seguro que estamos de acuerdo al considerar que esto que nos está sucediendo, tener y criar un hijo a nuestra edad, es la más maravillosa de las experiencias y nos enriquecemos a diario con los sucesos que se nos presentan y compartir todo eso nos hace ser positivamente más humanos.
Puedo resumir que podemos establecer tres puntos de discusión y estar unidos con propósitos concretos:
- Compartir el más grande compromiso de nuestras vidas, ser padres y trabajar para hacerlo bien.
- Si la edad nos puede unir en tormo a compartir experiencias y aprender de otros y ayudar a otros.
- La sana reivindicación de que la paternidad necesita un más protagónico lugar, para lo que seremos claros, honestos y muy sensibles con las mujeres esperando de ellas una correspondencia para entendernos y teniendo en cuenta que el ser buenos y nuevos padres no tiene nada que ver con la edad.
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