MATERNIDAD y PATERNIDAD
EMBARAZO
Capítulo 3
“La paternidad es biológica. Es tan profunda como la maternidad”.
Como futuros padres tenemos individualmente un gran potencial y este momento de tener un bebé es para vivirlo a plenitud, con todas nuestras fuerzas dispuestos a dar lo mejor. Ahora nos compromete la lucha diaria por materializar la vida de nuestro bebé. Nos hemos preparado para ello y cualquier reto diferente a este, ha de esperar. Los conocimientos se atropellan porque llegan para quedarse y siempre nos hemos de quedar cortos para digerirlos. Nuestra obra de arte espera a que la culminemos llenos de sabiduría y experiencia.
Seguimos acercándonos a la fecha crucial y nuestros corazones se hinchan de emoción porque por más preparados que nos sintamos, no sabremos con certeza, cual ha de ser nuestra reacción a tantos sucesos por venir. De lo que si estamos seguros es que nos sentimos los padres más afortunados y bendecidos del mundo. Somos bendecidos porque somos receptores de un gran beneficio que es motivo de júbilo, bienestar y prosperidad. Somos bendecidos porque en nosotros se hace realidad la voluntad de un Dios bondadoso que nos acompaña siempre.
Es tiempo de darnos cuenta de qué tanto somos capaces y hasta donde podemos llegar en nuestro intento de ayudar, apoyar y dar amor como elemento primordial para el normal desarrollo del bebé y la buena salud de la madre. Acercarnos a diario y ver mover al bebé es una tendencia necesaria para crear un “vínculo temprano” y muy beneficiosa para el recién nacido porque es importante no solo por el contacto físico sino más bien con lo emocional. Es ir desarrollando un apego en forma precoz que nos dará la preparación en el momento del parto. Es momento de pensar en nosotros. Han pensado en tener a su hijo en brazos. Han imaginado la emoción al verlo sonreír. Aunque no nos pueda distinguir bien, sus ojitos se centraran en nuestro rostro y comenzará también a distinguir nuestra voz. Y no hay una cartilla que nos diga los paso a paso para ser buenos padres y que bueno que no se haya escrito porque nuestro bebé no se parecerá a ningún otro.
Habrá cosas maravillosas que podremos hacer por ellos, fortalecer el amor en nuestro hogar y llevar acabo todos los planes en los que hemos pensado desde que supimos de la llegada del recién nacido. La madre y nuestro hijo nos van a necesitar siempre y será nuestra obligación estar preparado para ello. Ellos son nuestra prioridad y es nuestro tiempo para que juntos sigamos en la hermosa faena y con la seguridad de un final de embarazo digno y esperanzador.
Sentimos trascurrir las últimas semanas a un ritmo diferente. La angustia y felicidad se entremezclan en los preparativos finales y se puede disfrutar de unas deliciosas tertulias, charlando sobre lo que se nos viene cuando tengamos que cuidar, criar y enseñar a nuestro bebé. Los días pasan. Cada molestia se nos hace un aviso. Con la preparación de la maleta que llevaremos a la clínica, nos sentimos listos. Nuestra heroína se hace fuerte pero también más nerviosa. Aspirar a estar junto a ella en el parto ha de ser una prioridad necesaria como sensación de apoyo y de culminación del esfuerzo compartido.
Un programa serio de ejercicios se hace muy necesario porque han de ayudarla en las etapas de parto y acompañarla en ellos será muy beneficioso para ambos. Estar con ellas en esas sesiones es compartir hermosas sensaciones porque las miradas se entrecruzan pensando en que pronto llegará nuestro hijo. Algunos ejercicios requieren que las ayudemos para completarlos.
Nuestro sentimiento de protección se aviva más que nunca porque se nos hace que cualquier descuido tendrá consecuencias desconocidas. Revisamos a diario los pasos a seguir llegado el momento y nuestra fe y esperanza nos llena igualmente de tranquilidad por las bendiciones recibidas hasta el momento. Una de las bendiciones que deberemos valorar mucho es la de haber contado hasta el momento del parto con un buen servicio médico. Es importante haber tenido el buen trato de un profesional dándonos guías oportunas y sabias, el ánimo para saber que todo fue ocurriendo de acuerdo con lo esperado. Cuando hagamos las evaluaciones de todo lo ocurrido hasta el momento, tendremos también que valorar a todas aquellas personas que de alguna manera nos regalaron su amor e hicieron que nuestro ánimo estuviera en paz y con esperanza. La madre habrá sentido que cada día siempre hubo alguien que le hablara con delicadeza para darle mil recomendaciones con las mejores intenciones. Algunos tendrían detalles y regalos para celebrarle el hermoso estado del embarazo. Seguro que se sentía tan reina en la calle como en casa.
Siempre nos quedaremos escasos en los preparativos porque las condiciones varían, ya que cada madre es diferente. Todas son valientes pero diferentes. Dulcemente diferentes y eso se acentúa porque quieren que las consintamos aún más. Han sido ocho largos meses y ahora que nuestro gran suceso se avecina, esta inquietante angustia, pone a prueba tanta preparación y entusiasmo.
Es momento también de evaluar nuestra paternidad biológica. Ha sido una propuesta acordada y espontánea. Todo cuanto se ha compartido ha generado en mi, maravillosas sensaciones brotadas desde lo más profundo de mi ser para acompañar a mi hijo y a su madre y cada detalle generado ha de dejar huella en todo lo ocurrido hasta ahora. Somos afortunados con esta paternidad desbordada y sabiendo que no encontraremos la cartilla salvadora de cómo continuar siendo el héroe de la jornada, esas mariposas en el estómago, serán siempre nuestra salvación.
Se trata de sentirnos vivos, más vivos que nunca. Por ellos y para ellos.